Comenzar sin tener certeza de cómo saldrá, pero comenzar.
No sé cuando vas a leer esto exactamente, ni tampoco sé qué estaré haciendo yo cuando eso suceda, sin embargo, me encuentro en un momento muy personal en el que simplemente necesito escribir… Y escribir… y con suerte, tal vez tú me leas.
Si estás aquí ahora, es porque me has permitido ir contigo en una parte de tu camino, quizás se trate de que, de una manera u otra, has identificado un paralelismo entre tu vida y la mía, el mismo que hace que cuando escriba para mí, también escriba para ti…
Y como sé que me conoces al menos un poco, sabes que me encanta zambullirme en las emociones, que las encuentro hermosas, perfectas, necesarias, que aportan información y que además nos permiten atravesar situaciones que, de no estar presentes, difícilmente recorreríamos (mudarnos, casarnos, divorciarnos, tener hijos o no tenerlos).
Te confieso que hoy para mí es un día raro, mientras te escribo, estoy en una silla en la que sé con certeza que nunca más me volveré a sentar, en una sala que no volveré a apreciar y en un momento de profunda nostalgia y enorme gratitud, con un piano y un violín tocando de fondo, como si en este instante, no existiera nada ni nadie más… solo existimos la música, este lugar que no volveré a visitar, tú y yo.
Sé que estás comprendiendo perfectamente lo que voy escribiendo, porque como a tantos otros les ha pasado, la incertidumbre se buscó una silla en esta mesa, y yo decidí darle cabida y brindarle una bienvenida.
En este punto de mi vida, acepté que la incertidumbre llegara y se hiciera mi amiga; porque finalmente entendí, que cada vez que me lance al vacío hacia un nuevo reto, a una aventura inesperada o simplemente cuando decida recorrer un camino nunca antes andado, la incertidumbre tocará el timbre de mi casa, y lo más saludable será abrirle la puerta.
Por eso, este correo que empezó como un acúmulo de letras que en mi cabeza se peleaban por salir, sin orden ni sentido aparente, terminó revelándose ante mí y ante ti, como una invitación:
💊 Para aceptar lo que no puedes controlar
💊 A que te des permiso de no saber cómo saldrá todo al final
💊 A hacer las paces con aquello que no está en tus manos controlar
Y, por el contrario, reiterarte a mi manera y con profundo respeto, que…
“Es en el presente donde todo lo puedes gestionar, sin buscar respuestas en el pasado, ni mucho menos avisos en el futuro… es en el presente donde todo puede SER”.
Por eso me despido con un pequeño ejercicio: Que por favor que te detengas AHORA MISMO y
- Observes donde estás
- Escuches el ruido de los coches, de la gente, de la olla en la cocina
- Aprecies la risa de los niños, el color de las hojas de los árboles o el color del cielo
Para, por sobre todas las cosas, TRAERTE AL PRESENTE… Porque aquí es donde sucede todo… y es aquí donde todo lo puedes cambiar, si diriges tu enfoque hacia una perspectiva más optimista.
Con amor,
Mo ❤️